Existen diversas pautas para una buena rutina de higiene interproximal:
Cepillo interdental. Para limpiar en profundidad estas zonas se recomienda el uso de un cepillo interproximal. Este cepillo es específico para limpiar los espacios interdentales más anchos. Sus filamentos son especiales y sus cerdas son suaves para evitar el sangrado.
Hilo dental. En este caso el hilo dental permite llegar a los espacios interproximales más estrechos. No obstante los movimientos con el hilo deben ser suaves, para evitar el sangrado de las encías. También se recomienda el uso del irrigador bucal. Consiste en un aparato que aplica un chorro de agua para limpiar la superficie de los dientes y la línea de las encías.
Visitar al odontólogo. Las revisiones periódicas pueden ayudarnos a detectar fallos en la rutina de limpieza interproximal. Además, si el sangrado durante la limpieza interproximal persiste es fundamental acudir al odontólogo cuanto antes. Lo más recomendado es visitar la consulta un mínimo de dos veces al año.
Higiene tras las comidas. Lo ideal es limpiar la boca después de cada comida. En caso de no tener tiempo se recomienda un mínimo de dos veces al día. Además, es aconsejable esperar un rato después de ingerir los alimentos. De este modo la higiene será más eficaz.
No ejercer mucha presión. Muchos pacientes ejercen una fuerte presión sobre los dientes y encías durante la limpieza. Esto crea una falsa sensación de una limpieza más profunda. La realidad es que estamos erosionando la cavidad oral. Lo más recomendable es hacer una presión ligera, evitando el dolor y el sangrado.
Reponer los aparatos de limpieza. Los cepillos interdentales, como el cepillo dental, tienen una duración limitada. Por ello se recomienda reponerlos cada tres o cuatro meses.
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